11 de febrero de 2015

Viaje en el tiempo: cuándo todo empieza de nuevo.
Antes de nada, volvamos a dónde lo dejamos.

Poco después de aquella actuación de Drama llegó el 19 de diciembre y con él las ansiadas y temidas vacaciones de Navidad. Ansiadas porque después de más de 3 meses de clase hacía falta un descanso, y temidas porque son unas fechas que suelen definirse con las palabras "unión", "familia" u "hogar"; y aunque llegados a este punto Canadá y mi "host family" son mucho más que el país y las personas que me acogen, no son "los de siempre". No cantan villancicos ni bajan a la plaza del pueblo a felicitar la Navidad con los amigos, no cenan jamón y marisco ni tampoco tienen el Roscón de Reyes, por no tener ni siquiera tienen Reyes Magos, aquí todo se limita a Santa Claus. Eran temidas pero al final, de tan diferentes se convirtieron en especiales, en inolvidables; porque nunca más volveré a comer las uvas 5 horas más tarde que todos mis amigos y familiares españoles, porque no volveré a abrir los regalos en mi salón canadiense rodeada  de todos esos detalles que durante 5 meses han ido conociendo de mí, no voy a volver a sentir el mismo escalofrío en el estómago que cuando entregué el regalo de Navidad a mis segundos padres, ni otra sonrisa igual a la que tuve al ver sus ojos llenos de lágrimas. Porque aquí, los malos momentos merecen la pena sólo por el hecho de vivir los buenos.

Después de Navidad todo a marchas aceleradas encaminándonos hacia los primeros exámenes finales, nervios ante la incertidumbre, pero ilusión mirando hacia el nuevo semestre y las nuevas asignaturas. Al final, no fueron tan complicados como había previsto, sobre todo acompañados por los magníficos primeros snowdays del invierno. Esos últimos días no fueron solamente los últimos del semestre si no también los de algunos de los amigos cuya estancia sólo duraba 6 meses; una vez más, despedidas, y como siempre, tristes, porque no sabes si los volverás a ver, ni si podrás repetir esas bromas que compartías sólo con ellos. Y una vez más, esas despedidas merecen la pena sólo por el placer de haberles conocido y haber compartido esta experiencia con gente de países de los que hace 5 o 6 meses no sabías prácticamente nada.

También ha sido hora de bienvenidas, bienvenidas de aquellos cuya estancia dura otros 6 meses, y se quedan hasta junio; entre ellos una chica japonesa, Yuriko, con la que voy a compartir familia y casa hasta el 26 de junio. Este es el primer motivo del título de hoy, vivir con ella y ver su expresión cada vez que algo le sorprende me recuerda a mis primeros días aquí, aquellos días dónde estaba perdida, sola entre un montón de gente, dónde me preguntaba qué hacía aquí y por qué no estaba con mi familia y en mi cama. Vivir con ella es como viajar al pasado, y qué raro se me hace pensar que sólo han sido 5 meses, que la vida que tengo aquí sólo ha durado eso, y sobretodo, con un futuro todavía más corto que el pasado. ¿dónde se ha quedado el tiempo y los supuestos 169 días que llevamos aquí?

La segunda razón del título de hoy  es el instituto. No solo tengo que acostumbrarme de nuevos a los pasillos y las clases dónde ahora no están mis amigos para hacerme reír mientras nos dirigimos a la taquilla, sino que también tengo que acostumbrarme a nuevas asignaturas con nuevos compañeros y nuevos profesores. Pero después de todo lo ya pasado...¿A quién le asusta lo nuevo?

El tercer y último motivo, y quizás el más importante, es que hace un año mandé la solicitud para las becas Estudia en Canadá de la Fundación Amancio Ortega, beca que me esta permitiendo disfrutar de 10 meses aquí. Quería cambiar, iniciar una aventura, algo diferente, comenzar de nuevo, y un año después aquí estoy, entre nieve y autobuses amarillos cumpliendo mi sueño. Es imposible no acordarme ahora de los exámenes, de la ilusión, de todas las caras y los nombres nuevos, de las tardes buscando información sobre Canadá y esperando ese correo que me dijese con quién iba a vivir durante mi experiencia. "The Cooks", leí despacio, y ahora estoy aquí, siendo una de ellos ¡y qué difícil es asimilarlo!

Dada esta situación de rememoración del inicio de este sueño, he estado pensando en un pequeño proyecto que incluye la publicación de varias entradas consecutivas, así que si mi vagancia se conforma con quedarse en el cajón unos días, quizás haya un pequeño cambio en el blog y se le quiten algunas telarañas.

Por ahora, this is it.

 Christmas Day as part of The Cook´s family.


 Jesús preparándome el mejor batido ever.


 La parte buena de la nieve: ¡esquiar!


 Los bolos canadienses no tienen 3 agujeros :O


 Aprendiendo a jugar al billar el día de Navidad.


 La parte mala de la nieve: limpiarla.



 ¡International Basketball season! (The Netherlands, Spain and Brazil)


El árbol de Navidad no quería ser abrazado.


 Yo aprendiendo a comer "lobster" como los canadienses.  

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