9 de diciembre de 2014

Los 100 días de la contradicción.
Antes de explicar el título de la entrada voy a lanzarme a por el peligroso reto de hacer un resumen de aproximádamente 2 meses. Allá vamos:

La semana siguiente a Thanksgiving fuimos a pasar el fin de semana al oeste de la provincia, ya que mi hermana jugaba allí un torneo de soccer (aka fútbol). Fui junto a mi familia y una de mis amigas, de Colombia, que estaba pasando unos días en mi casa. Las semanas siguientes transcurrieron sin mucha novedad, aunque con un hecho fundamental de cara a mi supervivencia en el país de los hielos, la compra de mi chaquetón de invierno. Para futuros becarios o gente que se aventure a vivir aquí, creedme, necesitareis abrigaros y mucho.

La semana de Halloween empecé en Drama en el instituto. Y ese fin de semana mientras todo norteamericano se recorre las casas en busca de dulces, yo me encontraba de nuevo viendo a mi hermana jugar al soccer, aunque he de decir que mereció la pena porque nuestro equipo (aka Saints) se proclamó campeón de soccer de la provincia de Nova Scotia. Además tanto mis abuelos como amigos me dieron bolsas con dulces los días siguientes, por lo que ni siquiera me hizo falta congelarme en busca de ellos.

Ahora viene una parte muy simpática, ese momento en el que sin haber tirado a canasta en mi vida se me ocurre apuntarme a baloncesto en América. Ese momento en el que dejo la cordura en la taquilla y cambio los libros por la pelota y la canasta. Ese momento en el que tomo una decisión valiente, de la que no estoy para nada arrepentida. Doy pena, obviamente, pero aprendo y mejoro cada día, y lo más importante, me lo paso genial.

El 11 de noviembre es el Remembrance Day, fiesta y festivo nacional en el que los canadienses organizan ceremonias en honor a todos los soldados nacionales caídos en batalla, en especial durante las guerras mundiales. Es impresionante como todo el país se reúne en torno a su himno y su bandera para rendir homenaje a todos estos hombres y mujeres, mientras se encuentran rodeador de veteranos de guerra que si pudieron sobrevivir. Es impresionante el orgullo y la emoción que se respira. Ese sábado 15 de noviembre fuimos a Halifax con los internacionales, allí fuimos de compras y a ver una cabalgata (sí, lo sé, a 15 de noviembre). Al final nos contagiamos de su espíritu navideño y empezamos a cantar villancicos en los distintos idiomas mientras nevaba y nos moríamos de frío.

Uno de esos sábados "calentitos" de noviembre lo pasé haciendo de elfa de Papá Noel en el centro comercial. ¿Sabeis estas películas en las que los niños van de la mano de sus padres a darle la carta a Santa Claus y contarle lo bien que se ha  portado este año? Pues igual, yo era la que les repartía los dulces.

La  semanas siguientes estarían protagonizadas por las despedidas. Cuándo llegas aquí en agosto no puedes imaginarte hasta que punto deja de importar el tiempo cuándo estás lejos de casa, 3 meses aquí son años, miles de momentos, risas, lágrimas, una vida nueva, construída con esa gente que ahora se va. Mis dos amigos colombianos, que sólo  se quedaban aquí hasta diciembre, tuvieron que irse, aunque no sin la promesa de volver algún día al hogar que tenemos aquí en común.

Esta última semana tuve mi actuación de Navidad con el club de Drama, en la que actuaba como un enfadado detective al que le hacían investigar el caso de un gato desaparecido la noche de fin de año. Y ese mismo sábado tuvimos una pequeña reunión de Spanadians 2.0 en Halifax, con la agradable compañía de Vinnie (habitante de Springhill procedente de las Bahamas que echa de menos un DQ y tiene un embarazo psicológico, dentro de nada os presentamos a Raphael). Como siempre que tienes la oportunidad de reunirte con ellos fue un rato genial.

Y hasta aquí mi vida de los últimos 2 meses ahogada en lo que se llama "resumen total".

Ahora viene lo de explicar el título. Esta semana se han cumplido 100 días desde que estamos aquí, desde el día que llegamos al aeropuerto diciendo que hacía calor; 100 días sin pisar suelo español, sin los manjares de nuestra tierra, sin esa alegría, ese ambiente, esas calles llenas de gente y la música en el coche a todo volumen mientras canto con mis padres y mi hermana. 100 días de una vida nueva y de gente que hasta hace "nada" eran desconocidos.

Parece ayer cuándo estaba en el Bernabéu despidiéndome de mis padres. Y si cierro los ojos puedo todavía imaginarme en el NH desayunando con los Spanadians, el miedo y las ganas de venir. Todavía puedo acordarme del vídeo de Nirvi al pisar suelo canadiense, al igual que de los abrazos de despedida en Toronto. Y sobre todo, puedo cerrar los ojos y revivir mis primeros días de colegio.

Pero digo contradicción porque, mientras digo que llegué ayer, también digo que llevo aquí toda la vida. Y lo digo porque he tenido despedidas que se han llevado un poquito de mí, porque he tenido momentos sinceros, sonrisas de verdad, porque tengo gente a la que puedo llamar amigos, y una casa en la que encuentro una segunda familia cuándo llego del colegio. Digo que llevo aquí toda la vida porque me sé de memoria los árboles del  jardín, y porque podría describir a ciegas como son todos y cada uno de los ciervos que se nos cruzan mientras caminamos, y porque ya nada me coge de sorpresa, porque ya no se me hace raro hablar inglés ni decir "soccer" en vez de "fútbol", y sobre todo, diría que llevo aquí toda la vida, porque estar a 0 grados me parece calor, y nada de eso se consigue cuándo llegaste ayer.


   Yo estrenando y necesitando mi abrigo de invierno.
   (también llamado: yo congelándome)

    Mi primera calabaza de Halloween.

     Primeros copos de nieve en el instituto.
        Un sueño, Lunenburg.

      Laura, Fabi y yo el día de la cabalgata en Halifax.

     Laura y yo casi no teníamos frío.

               WE DAY!

       Cena de despedida.

      Cena de despedida.

                                                            
Spanadians de compras.
                                              
                                                      
  Spanadians y Vinnie sin DQ.

   Justo antes de que se fuesen, nevaba en el colegio.

                                            
Los 4 fantásticos. (Aka mis amigos internacionales y yo en la despedida)

                                                     
    Laura, mi hermana y yo cuándo gano los regionales.



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